Finca Villa Olga, vereda La Fagua, Chía, Cundinamarca. Mayo de 2013. Ese día llegaron cinco policías con la excusa de verificar si había casos de maltrato infantil en su casa, pues una vecina se había quejado. Llamó a sus hijas y, asustadas, mostraron sus brazos. Sí, hallaron marcas rojas. También verdes, azules y rosa, vestigios de los colores que plasmaron en cada uno de los lienzos esa tarde. Irene Pachón es socióloga, educadora y, sobre todo, defensora de los derechos humanos. No es marxista, leninista ni comunista, liberal ni conservadora. Tampoco comulga con el hinduismo, cristianismo ni ningún tipo de religión. Cree en Dios. En lo que no cree, con firme convicción, es “en el sistema educativo que impone, premia y castiga, llena vasijas vacías. Esa educación bancaria que va en contra del ritmo de aprendizaje natural de un sujeto”. Decidió, entonces, después de 15 años como docente en prestigiosas universidades colombianas y extranjeras, que la formación de sus hijas, Simona ...